Un giro...
Suena el despertador, abro los ojos, y de nuevo pienso que otro día toca lidiar con el monstruo que a más de cuatro millones de españoles amenaza diariamente. Como todas las mañanas, me preparo el desayuno, un poco de cafeína y unas tostadas con nuestro oro líquido bastará para reponer energía y hacer frente a las adversidades.
Enciendo el ordenador, primero compruebo el email, seguidamente las redes sociales; frasecita de ánimo por aquí, actualidad por allá, felicitar a alguno de mis muchos amigos virtuales y procedo a indagar en algunas candidaturas de ofertas de empleo que desde hace meses estoy postulando, pero nada, no hay ningún resultado positivo...
ni una sola llamada ni un solo correo para poder VENDERME en una entrevista.
Sentimientos encontrados invaden mi mente y mi alma, tales como la rabia, desesperación, frustración, miedo, inseguridad, y puedo seguir, la lista negra por desgracia es bastante extensa. «Pero no te agobies» me dice mi subsconsciente, «vamos a empezar hoy de nuevo, vuelve a mirar los portales de empleo y seguro que hoy encuentras la oportunidad».
En cuestión de segundos me despisto, tengo una notificación de facebook, y prefiero echar un vistazo. En mi página de inicio observo que se ha abierto el plazo para inscribirse en un programa llamado Lanzadera Andalucía Emprende. Indago para ver de qué va, los plazos y requisitos, me empapo de toda la información pero no le doy mucha importancia, saco mis propias conclusiones: «seguramente que esto es para alentarnos a emprender y puede que sea una buena opción» pero de nuevo los miedos vuelven a asaltarme.
Al día siguiente descargo el formulario de inscripción, lo consulto con mis allegados y, aunque me dicen que eso para que me va a servir, una luz de curiosidad ilumina mi camino y decido en el último día de plazo solicitar una plaza en lo que quiera que sea eso.
Llega el día de la entrevista, voy casi sin ganas, pero... ¡recórcholis! Me doy cuenta de que hay personas igual de preparadas o incluso más que yo, la entrevista es grupal, me muero de vergüenza pero intento salir del paso y ni yo me doy cuenta de que he demostrado bastante interés por estar ahí dentro. Pasados unos días recibo una llamada y la intuición me dice que seré participante del programa.
Efectivamente, los nervios me comen, es como cualquier primer día, miles de preguntas embisten mi imaginación, ¿cómo serán los compañeros?, ¿qué me enseñaran ahí dentro?, ¿será una pérdida de tiempo?, ¿habré tomado la decisión correcta? Desde luego que todas esas cuestiones se irán contestando poco a poco.
Después de un día demasiado formal, demasiado prudente nos zambullimos (como podéis observar ya hablo como grupo porque desde el primer día que entramos en esa sala se nos inculcó eso, que somos un equipo) en una nueva experiencia para todos y que ninguno de nosotros ha vivido antes. Grandes profesionales, gente competente, con muchas inquietudes y enormes capacidades y habilidades, con mucha aptitud y actitud que día a día van a dar lo mejor de sí mismos para mejorarnos mútuamente. Como nos dijo la coordinadora (agradecerte Rosa Márquez todo lo que estás haciendo por nosotros) solo hasta que no entras en este cosmos sabes de lo que realmente se trata. Desde ese mismo día cambiamos todos aquellos pensamientos o sentimientos dañinos por otros más positivos, la palabra más nombrada fue ilusión y esperanza.
Así que ya os iremos contando en próximos posts todo nuestro trabajo que será mucho y de calidad. Intentaremos alcanzar nuestro objetivo profesional pero por el camino iremos cumpliendo muchos “sub-objetivos” personales. Estamos fuertemente convencid@s que lo que en principio fue algo sin importancia marcará nuestras vidas para siempre.
